jueves, 19 de abril de 2012

Educación Maya Mujeres


En el caso de las mujeres al igual que a los hombres desde su
nacimiento el sacerdote les indicaba su labor y su futuro, que a
diferencia del hombre a las niñas mayas a los tres meses se les hacia
imitar un ejemplo de la molienda de maíz. En el caso de los juegos de
su infancia lo hacían relacionado con sus labores en el futuro, a los
nueve años ayudaban a sus madres en las labores domésticas.
Las madres de las niñas mayas conforme iban creciendo procuraban
enseñarles todo lo que sabían, desde las labores domésticas hasta
sus propias experiencias de vida.
Otras de las partes importantes que se les enseñaba con respecto a su
actitud, era que  enfrente de un hombre debía guardar respeto, en
cuestiones del amor se les creaba un sentimiento de vergüenza ante el
varón, es decir al encontrarse con un hombre se debían hacerse a un
lado dándoles la espalda o volteando la cara, lo mismo sucedía al
darles de comer o si recibía de él alguna cosa. Aunque tenían estas
reglas estrictas esto no era obstáculo para que no fueran amables,
puesto que  era una de sus labores el ser corteses y bien portadas.
Siempre se mostraban limpias de alma y de secretos.
Las labores de la mujer eran duras y abundantes, desde el inicio del día
hasta el anochecer debían estar continuamente ocupadas y sin hablar,
cumplían con sus labores domésticas (tejidos, cocina, molienda de
maíz, lavado, aseo de la casa, educación de los hijos, traslado al
mercado a vender o comprar y crianza de animales domésticos)
 y si era necesario debían atender a las siembras que
era labor de los hombres. Había distinción igual para las hijas de los
nobles, recibían una educación más cuidadosa y en instituciones más
especializadas. Las sacerdotisas por ejemplo que su labor era cuidar
del fuego, limpieza de los templos y algunos asuntos de índole más
religioso. Como en todo eran supervisados por superiores cumpliendo
con la más estrictas reglas, las cuales al ser violadas se castigaba con
la muerte. A pesar de esto tenían la libertad de casarse una vez que
salían de estas instituciones que eran como especies de conventos,
pero durante toda su soltería debían ayudar a los quehaceres domésticos.


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